Mostrando entradas con la etiqueta Practicando Mindfulness. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Practicando Mindfulness. Mostrar todas las entradas

miércoles, 16 de marzo de 2016

Convivir con las emociones difíciles y el dolor físico

Los sábados 30 de Abril y 21 de Mayo de 2016 tendrá lugar un nuevo taller de Mindfulness cuyo objetivo es ofrecerte herramientas para convivir con las emociones difíciles y el dolor físico.
Las emociones difíciles: angustia, tristeza, ansiedad, enfado, ira, decepción... y el dolor físico, sea cual sea su causa, tienen una repercusión tan importante en tu bienestar que vamos a tomarnos dos sesiones para aprender a convivir con ellos. 
No se trata que desaparezcan de tu vida, eso es imposible, el objetivo es guardar el equilibrio en las situaciones complejas. Con Mindfulness aprenderás a observar estas situaciones, el dolor y la emoción difícil, con una gran dosis de paciencia y ternura.
INSCRIPCIÓN E INFORMACIÓN
Escríbenos a pilates@isabelrizo.es o llámanos a 622407937. Si lo prefieres, ven a visitarnos a nuestro estudio junto a Plaza Nueva (previa cita). 25€ por persona/sesión. Plazo de inscripción abierto hasta el jueves 28 de Abril de 2016 de 11:30 h a 13:00 h. 

lunes, 14 de marzo de 2016

RUMIANDO. LA MENTE QUE DA MIL VUELTAS



La rumiación es el hábito de reflexionar acerca de los acontecimientos de nuestra vida. Nuestra mente, a veces, o quizás muy a menudo, trabaja como si fuera un disco rayado, da vueltas y vueltas  sin parar sobre algo que pasó o que tememos que vaya a pasar; al final,  después de minutos u horas de dar vueltas al mismo tema, sin haber avanzado ni un sólo paso, terminamos agotados, infelices  e invadidos por la tristeza.  Estos sentimientos negativos dificultan  nuestra capacidad de vivir el presente y nublan nuestra mente, disminuyendo nuestras habilidades para afrontar lo que está ocurriendo.

Es adecuado realizar una cierta reflexión para aprender de lo sucedido, pero dar innumerables vueltas sobre lo que pasó o sobre lo que puede pasar, solo hace que estimulemos los pensamientos negativos, avivando la angustia una y mil veces. La rumiación se asocia a consecuencias negativas como la depresión, la ansiedad,  el atracón de comida, etc.

¿Cómo podemos dejar de dar vueltas?

Identificar cuándo, dónde y cómo empiezas a rumiar.  El hacerse consciente de las señales que disparan la rumiación favorece el poder reducir esos pensamientos repetitivos. Quizás tengamos un momento determinado del día en el que nos abandonamos a la rumiación, o  puede que la practiquemos en un lugar determinado o cuando tenemos alguna sensación física molesta. El analizar estas circunstancias favorece el control, porque una vez conocidos estos aspectos podemos cambiarlos. Si somos conscientes de que empezamos a rumiar cuando nos sentamos en el sofá tras la jornada laboral, podemos hacer algo distinto: salir a dar un paseo, poner música, quedar con unos amigos, etc. Nuestro objetivo es interrumpir el hábito y  para ello debemos encontrar actividades alternativas y repetirlas una y otra vez hasta que el hábito vaya desapareciendo. Tengamos paciencia, abandonar un hábito requiere tiempo  y constancia.

Practicar mindfulness. Cuando practicamos mindfulness aprendemos a ver y aceptar  nuestros pensamientos y nuestras emociones, sin necesidad de juzgarlos ni apegarnos a ellos; aprendemos que los pensamientos son sólo pensamientos pero no son la realidad; que todo es impermanente y que el único momento que tenemos disponible para vivir la vida es el momento presente. Cada vez que seas consciente de que tu mente está vagando, girando en torno a aquello que pasó, en torno al error que cometiste, invítala a que vuelva al aquí y ahora, hazte consciente de lo qué estás viendo en ese preciso momento, ¿qué hueles?,  ¿qué oyes?, ¿estás tocando algo?, ¿qué sensación te produce el tacto?, hazte consciente de los sabores que notas en tu paladar, mantén tu mente enfocada en el momento presente.

Dejar ir lo que no puedes controlar. Si puedes cambiar algo de esa situación a la que tanto tiempo le dedicas en tu mente, empieza a dar los pasos para cambiarla. Pueden ser pequeños pasos, no necesitas realizar todo de un golpe; pero si, por el contrario, no hay nada que puedas hacer para modificar la situación, acepta que las cosas son como son y deja que salga de tu mente.  Enfócate en el presente.

Establecer un horario para rumiar. Puedes darte permiso para rumiar un ratito, unos 15- 20 minutos, a una hora determinada cada día. Cuando te des cuenta de que tu cabeza quiere dar vueltas, la invitas a que espere al horario previamente establecido por ti. Hasta entonces enfoca tu mente en el presente.

No culparse. El rumiar es un hábito, para pararlo no es suficiente con decir ya no quiero rumiar más. Por muy decidido que estés a acabar con la rumiación, esta volverá en más ocasiones de las deseadas. No te culpes por ello, sé amable contigo, necesitas tiempo. Sé paciente y no abandones.

Realizar actividades placenteras. Introduce en tu día a día un tiempo para realizar alguna actividad que genere bienestar, que genere emociones y pensamientos agradables. El ejercicio físico es una de esas actividades; si tienes algún hobby practícalo; también puede ser  una conversación con amigos, o salir a dar un paseo por un parque cercano.  La rumiación facilita las emociones desagradables,  la apatía, el cansancio y la persona tiende a aislarse en su ensimismamiento. No dejes que esto ocurra, introduce momentos agradables en tu rutina diaria.

lunes, 8 de febrero de 2016

MANEJANDO LA INCERTIDUMBRE





La incertidumbre es una margarita 
cuyos pétalos no se terminan jamás de deshojar
             
                                 Mario Vargas Llosa



Sentir miedo o ansiedad cuando afrontamos lo desconocido es algo que ocurre a todos los seres humanos en un momento u otro de la vida, también los animales lo sienten. Todos participamos de esas sensaciones de inquietud ante aquello que signifique cambio, duda, incertidumbre; ante aquello que suponemos amenaza nuestra seguridad y bienestar. Esta respuesta es la que nos ha servido como especie para sobrevivir y llegar hasta aquí.  

Hay personas que no toleran la incertidumbre y sus mentes están preocupadas todo el tiempo, imaginando, incluso inventando, los peores escenarios posibles, lo que les conduce a un estado de ansiedad y malestar constante.

La incertidumbre existe, forma parte de la vida y es conveniente que aprendamos a aceptarla. Si reflexionamos un poco, nos damos cuenta de que hay muy pocas cosas sobre las que podamos tener total seguridad, la mayor parte de la vida transcurre adaptándonos a lo que acontece que, en innumerables ocasiones, no tiene nada que ver  con lo que habíamos pensado que iba a suceder.


Para ir aumentando la tolerancia a la incertidumbre puedes practicar del siguiente modo:

Observa y reconoce la incertidumbre cuando aparezca en tu mente.

Para. No hagas nada. Proponte no reaccionar, ten la intención de no actuar como siempre. Únicamente has de pararte y respirar. Durante unos minutos lleva tu atención a la respiración.

Date cuenta de que es tu mente la que está hablando, no es la realidad. La mente habla sin parar, tenemos miles de pensamientos al día, esos pensamientos nos hablan según nuestros propios patrones, nuestros sesgos; en definitiva, según cómo nosotros entendemos el mundo, que no tiene nada que ver con la realidad. Intenta dar un pasito atrás y observar lo que ocurre en tu mente como si fueras un espectador viendo lo que ocurre en la pantalla del cine.

Deja partir los pensamientos o los sentimientos que te dicen que necesitas seguridad; al cabo de un tiempo se habrán ido. Puedes imaginar que tus pensamientos son como nubes en el cielo que se van alejando poco a poco.

Abre tus sentidos  al momento presente. Observa tu respiración, observa las sensaciones de la respiración en el cuerpo. Toma conciencia del apoyo de tus  pies en el suelo, nota cómo el planeta te sostiene. Abre bien los ojos y observa lo que ves,  lo que oyes, lo que hueles. Toma contacto con el momento presente con todos tus sentidos. Y poco a poco empieza a moverte, con suavidad hasta que lentamente te enfocas en lo que decidas hacer.



sábado, 30 de enero de 2016

DISFRUTA! NO PERSIGAS LA FELICIDAD


Estudios recientes muestran que aquellas personas que se esfuerzan por sentirse felices en todo momento, pueden sentirse decepcionadas, y aquellas que se esfuerzan aún más, como si la felicidad fuera lo único que les importara, la alejan de su vida. Esto no quiere decir que se abandone la idea de ser feliz, sino que hay que saber cómo actuar para aumentar la sensación de bienestar.

Pequeñas ideas para aumentar tu felicidad: 

No la persigas. Si tienes un mal día, si te encuentras molesto, frustrado, triste, enfadado...acepta lo que te está pasando en ese momento. Estas emociones forman parte de la vida. No pasa nada, no es el momento más feliz de tu vida, ni siquiera te sientes a gusto, pero es algo que sucede en la vida de cualquier persona. Cuanto más rápido lo aceptes, más rápido podrás tranquilizarte y antes volverás a sentir algo de bienestar.

Haz que tu día contenga situaciones/actividades que te generan alegría. Por muy ocupado que te encuentres,  dedica un tiempo del día para realizar algo que te haga sentir bien, alegre. Cada persona tiene unos gustos, algunas tienen hobbies;  hazte consciente de los tuyos y saca tiempo regularmente para disfrutar de ellos. Generalmente hay dos actividades que generan alegría, una es charlar con un ser querido y otra practicar actividad física.

Evita los tóxicos. Debes cuidar no sólo lo que comes y bebes, sino también estar atento a otros tóxicos que resultan menos conocidos. Cuida las conversaciones que mantienes, procura que sean agradables y nutritivas; escoge las lecturas y las películas; haz una selección cuidadosa de los programas que ves en la televisión u oyes en la radio. Intenta poner atención en las sensaciones físicas y anímicas que genera en ti el programa de TV que escoges y, si son sensaciones desagradables, cámbialo.

Practica la gratitud. Intenta hacerte consciente de todas las maravillas de las que disfrutas en tu vida y da las gracias por ello. Puedes dar las gracias por poder ver, hablar, oír, caminar, puedes dar las gracias por tener un techo donde vivir, por abrir un grifo y tener agua potable, también puedes agradecer que haya personas que te quieren, personas que te proveen de alimentos y mil cosas más; la lista es interminable. Haz de la gratitud un hábito.

Disfruta de las pequeñas cosas. No hace falta esperar que ocurra un acontecimiento extraordinario; el perfume de una flor, la sonrisa de un niño,  un paseo con una amiga, el abrazo de tu pareja, llenan de momentos agradables tu día a día. Procura enfocar tu atención en reconocer la existencia de estas pequeñas cosas que proporcionan bienestar y alegría.


Elige ser feliz. Toma una decisión: elige ser feliz. Eso significa que en vez de recrearte en el malestar  y magnificarlo, estás decidido a aceptar lo que te pase, sea lo que sea, y emplear tu energía en vivir con alegría, en activar todas las habilidades que poseas para tratarte bien, sonreír, ser amable y considerado con los demás y enfocar tu mente hacia las cosas agradables.  


Puedes conseguirlo, sólo hace falta practicar!!!!

sábado, 16 de enero de 2016

A LA CONQUISTA DEL MIEDO. PRÁCTICAS.

El miedo es una de las emociones más básicas. Como especie, el miedo nos sirvió para sobrevivir y llegar hasta aquí. El miedo nos protege del peligro, nos alerta y prepara para que podamos defendernos. Pero, aunque ya no tenemos que enfrentarnos a felinos hambrientos  ni a otros depredadores, hay personas que sienten el miedo cotidianamente y/o intensamente.
A veces, ocurre porque la persona conserva grabada en el sótano de la mente una experiencia negativa-desagradable que tuvo en la infancia y, en la actualidad, resurge el temor cuando está ante una situación que su mente determina que es similar a la de su infancia (de pequeño los compañeros de colegio se reían de él /ella); en otros casos no sabemos cómo se originó (fobias a las serpientes); puede que el miedo  lo viva en el trabajo ( miedo a no realizar la tarea de forma óptima, miedo a ser despedido), etc. La mente puede imaginar mil situaciones  peligrosas posibles  y despertar así la emoción del miedo. 







Cuando aparezca el miedo puedes afrontarlo de este modo:

No escapes. El miedo va acompañado de sensaciones físicas, el corazón late más deprisa, puedes empezar a sudar, a ponerte tenso y la primera reacción es no querer sentir lo que se está sintiendo. La mente dice "hay que escapar de aquí". Pues bien, no huyas, no intentes evitar tu emoción; quédate con ella. Miedo es una emoción como otra cualquiera,  recuerda, ¡ya no hay leones sueltos!.

Reconoce lo que estás sintiendo. Puedes decirte "en este momento siento miedo", "ahora estoy atemorizado". Cuando reconoces lo que estás sintiendo estás estableciendo una pequeña línea de separación entre el miedo y tú. Estás estableciendo un espacio de libertad, ya no necesitas reaccionar como otras veces, ahora puedes pararte, respirar y hacerte amigo de tu miedo.

Acepta lo que estás sintiendo. Observa como un investigador curioso las sensaciones que tienes. No luches contra ellas. Acepta que sudas, que tu corazón late muy deprisa, etc. No intentes sentir otra cosa distinta a la que estás sintiendo. 

Respira. Quédate dónde estés, o busca un lugar dónde sentarte en los alrededores, y comienza a hacer respiraciones, inhalando y exhalando por la nariz.  Sé que es un momento difícil, pero no tienes que huir, puedes permanecer ahí, respirando. Centra tu atención en la respiración o, si prefieres, centra tu atención en tus pies, apóyalos bien en el suelo (estés sentado o de pie) y enfócate en sentir las plantas de los pies totalmente apoyadas en el suelo, dirige tu atención a los dedos de los pies, a observar el contacto de unos dedos con otros, a observar si percibes alguna sensación en los dedos: roce, humedad, calor, tirantez o cualquier otra o, simplemente, no tienes ninguna sensación; continúa observando el empeine del pie, el talón, respira y observa tus pies hasta que te sientas más aplacado.

Sé amable y benevolente contigo. Sigue respirando  observa que es tu mente la que está inventando escenarios difíciles y peligrosos. Tienes una emoción difícil, te sientes mal, no te juzgues ni te critiques por ello, y dirige de nuevo tu atención a la respiración.


Sabes que pasará, no te olvides. Todo es impermanente en la vida, todo pasa; los buenos y los malos momentos. No te olvides de ello cuando estés sintiendo miedo. El miedo también pasa, se queda contigo y después se va. Permite que venga y vaya sin sumergirte en él. Obsérvalo como un nubarrón que pasa.

miércoles, 6 de enero de 2016

APRENDIENDO A VIVIR MEJOR ...Y ASÍ... DOMIRÁS MEJOR

El estar tranquilo y relajado  es condición  para tener un sueño apacible. Pero ¿cómo llegar a la noche en calma si has tenido un día de sumo estrés?.

Casi toda la población, alguna vez en su vida,  ha pasado una "noche en blanco". Esta experiencia resulta desagradable, significa haber pasado una mala noche, pero no constituye un problema que se tenga que afrontar.

En cambio, hay aproximadamente un 30%  de la población que se queja de la calidad o cantidad de su sueño. Esas dificultades nocturnas pueden hacerse muy frecuentes e intensas provocando en, alrededor de un 8-18% de la población, consecuencias diurnas, con cansancio, falta de concentración, irritabilidad e incluso alteración del estado de ánimo.

Pues bien, la mayoría de estas personas están muy preocupadas por su sueño, incluso, este se convierte en el foco de atención casi las 24 horas del día. Desconocen  que la causa de su mal dormir no está en la noche sino en el día. A mis pacientes les comento "cada uno duerme tal y cómo vive".

HÁBITOS DIURNOS INADECUADOS Y PRÁCTICAS PARA SOLVENTARLOS
Hay formas de comportamiento  durante el día que son una fuente continua de estrés originando, cuando llega la noche,  que la cabeza no pueda parar de dar vueltas. Llegas a la cama revolucionado, con una mezcla de ansiedad, frustración y preocupación que dificulta tu capacidad de dormir.

Veamos algunos de ellos:

- ¿Te pones mil tareas por delante, sabiendo que no hay horas en el día para realizarlas? Te propongo que hagas un listado con las tareas pendientes. De todas las tareas coloca, en otro listado, aquellas que son prioritarias, y por último, en otro listado, escoge, entre esas prioritarias, las que no puedan esperar 24 horas.  Podrás comprobar que eres tú la persona responsable de presionarte, ya que la mayoría de las tareas pueden esperar un poco. Utilizando esta sistemática vas aprendiendo a realizar tus obligaciones/deberes  de forma adecuada, en tiempo y con mucho menor estrés. 

- Cuando estás realizando una tarea, ¿tienes tu mente en las otras que tienes pendientes? Está demostrado que somos más eficientes si realizamos las tareas de una en una. Algo bastante lógico, si utilizamos todas nuestras capacidades para el desarrollo de nuestro cometido específico de este momento, en comparación con utilizar sólo una parte de ellas, la eficiencia aumenta y la posibilidad de error disminuye; por lo tanto, céntrate, decide qué vas a hacer en este preciso momento y olvida el resto. Cuando acabes, escoge otra de las tareas. La práctica de mindfulness te ayuda a enfocar, a dirigir tu atención a lo que está sucediendo en este preciso instante y liberarte de la carga de las cosas pendientes...ya las harás en su debido momento.

- Cuando te hablan ¿tienes tu cabeza en otro lugar? El no prestar atención a lo que te dicen, además de originar posibles dificultades, malentendidos, etc, mermando tus posibilidades, es también una forma  de no ver más allá de ti mismo. Cuando sólo estás pendiente de ti, te desconectas de la realidad y te aíslas del mundo, sesgas la percepción de lo que ocurre. Al no ver, oír lo que sucede alrededor, al no interesarte por el exterior, al no tener referencias, al no contrastar con otros, no hay nada que te ayude a relativizar, no hay nada que te ayude a poner los pies en el suelo, por lo que tu percepción se distorsiona aún más, aumentando tu tensión y malestar. El antídoto es bien sencillo, abre tu mente al exterior, a los otros; es otra forma de dirigir tu mente a la realidad y no a las fantasías que la mente se inventa. Es una forma de aprender, de salir de tus propios esquemas.

- ¿Te concedes algún tiempo de desconexión a lo largo del día? Nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan descanso. Los profesionales de la conducción tienen que parar cada cierto tiempo para descansar y recuperar su capacidad de concentración y sus reflejos. Ese agotamiento y esa necesidad de recuperación es universal. Así que cada cierto tiempo es aconsejable que te des un respiro, deja lo que estás haciendo, levántate y da unos pasos, si llevas mucho tiempo sentado, o siéntate, si estabas de pie; toma unas cuantas respiraciones profundas; puedes estirar un poco tus músculos, observa cómo te sientes,  y, pasados 2-3 minutos, reanuda la tarea. Repite esta pausa varias veces en el día.

- ¿Te descubres dándole vuelta a la misma idea una y otra vez? La mente es una fábrica de pensamientos y puedes que tengas el hábito de dejar que ella dé vueltas a un tema, una y otra vez, día y noche sin parar. Te conviene saber que ese tipo de actividad mental nunca ofrece una solución a lo que te preocupa, es más, aporta mayor sufrimiento, tensión e intranquilidad sin resolver nada. Es necesario que aprendas a despegarte de ese hábito. Para ello, precisas estar atento a tu mente y cada vez que la descubras enredada en esa idea, invitarla a que se enfoque en la respiración. Esto requiere constancia, no es difícil, aunque sí toma un tiempo. 

Aprendiendo a sacar a tu mente de este círculo de sufrimiento y zozobra, tu forma de vivir el día se hará más plácida y tu mente no te asaltará en el silencio de la noche.



sábado, 26 de diciembre de 2015

ES QUE YO SOY ASÍ

¿Has oído o dicho alguna vez esta frase?, es muy probable. ¿Quién no ha explicado su propio comportamiento diciendo es que yo soy así?

Parece que cuando hacemos esta afirmación, nos llenamos de seguridad y contundencia... sería algo así como "esa es mi forma de ser y así me comporto".

Por favor, tómate unos minutos antes de seguir leyendo y pregúntate qué estas queriendo decir cuando utilizas esta frase.
 
¿Has descubierto el significado?

Lo que dices es que no puedes modificar tu comportamiento, que está fuera de tu control, quedando así cerrada la puerta a cualquier posible cambio. Yendo un poco más lejos, es la excusa perfecta para no tener que hacer nada.

A mis pacientes siempre les digo "has sido así hasta ahora ya que no sabías que podías dejar de ser así". Para iniciarte en el cambio, has de decidir dejar de repetir los mismos patrones. Has de tomar la DECISIÓN. Has de comprometerte contigo mismo.

La tarea para adoptar nuevos comportamientos requiere de observación atenta, constancia y amabilidad con uno mismo.

Observa el comportamiento/patrón que quieres cambiar, observa qué sientes física y emocionalmente en esos momentos, qué es lo que dispara esa conducta. Cuando lo hayas observado unas cuantas veces y descubras el estímulo que lo origina (siempre es una interpretación de la realidad y no la realidad misma), has de proponerte que la próxima vez que ocurra un estímulo similar vas a permitirte tomar unos cuantos minutos sin decir ni hacer nada. 

A veces podrás parar y darte cuenta de que no necesitas reaccionar como lo has venido haciendo hasta ahora, en otras ocasiones el comportamiento se disparará de inmediato. No pasa nada, es así; no te enfades ni te recrimines. 

Llevas toda la vida reaccionando de una forma determinada, así que no es de extrañar que cuando te pongas a la tarea haya veces que externamente no se modifique nada. Saber que estás teniendo un comportamiento automático significa ya un cambio importante y, poco a poco, con constancia, irás teniendo mayores cotas de libertad para decidir cómo quieres responder ante ese tipo de estímulos. Un mundo nuevo se desplegará ante ti.

Es simple pero toma su tiempo. El resultado merece la pena.


jueves, 17 de diciembre de 2015

PONIENDO EN DUDA

Cada uno de nosotros tenemos ideas acerca de lo que vemos y oímos. Estas ideas están totalmente influidas por nuestra historia personal, por lo que nuestros seres queridos nos enseñaron cuando éramos muy pequeños y por el entorno; así que aquello que pensamos acerca de la realidad (lo que estamos experimentando) no es exactamente la realidad, sino "nuestra versión personal de la realidad, nuestra interpretación personal". Pensemos pues, cuántas interpretaciones tan distintas hay acerca de un mismo acontecimiento.

Seamos conscientes que aquello que es evidente para mí, es algo confuso para ti y, quizás, para otra persona es claro como el agua... pero en otro sentido totalmente distinto. Cuando nos damos cuenta de estas distintas "realidades" acerca de un mismo hecho, de estas distintas perspectivas de ver la realidad que acontece, nos resulta más fácil aceptar las discrepancias.

Qué tal si intentamos aprender a poner en duda lo que creemos o pensamos. Cuando estemos reflexionando sobre algo que nos interesa, cuando estemos debatiendo con un interlocutor, haríamos bien permitiéndonos poner en duda nuestras interpretaciones y abrir nuestra mente a otras posibilidades.

No se trata de sentirnos inseguros; no es eso. Se trata de saber, de sentirse totalmente seguro de que existen infinitas interpretaciones, al menos, tan válidas como la nuestra, o tan "irreales" como la nuestra.

Cuando abrimos nuestra mente a estas posibilidades, estamos abriendo nuestro corazón a nosotros mismos y a los demás. Cuántas discusiones, cuántos malos ratos nos evitaremos y evitaremos a los demás. 



  Atrévete a poner en duda tus interpretaciones!!!!       
Ábrete  a una nueva forma de percibir el mundo!!!!   

martes, 4 de agosto de 2015

CUIDÁNDOTE COMO A TU MEJOR AMIGO

Para vivir una vida con serenidad y armonía es necesario que aprendamos a cuidarnos. 

¿Quién crees que es la persona más importante en tu vida? Muchos diríais mi hijo/a, mi pareja, mis padres. Creo que os equivocáis. La persona más importante en tu vida eres tú mismo, sin ti tu vida no existiría; por lo tanto es muy importante que tratemos bien a esa persona tan esencial en nuestras vidas. Espero que estéis de acuerdo conmigo.

¿Te has equivocado alguna vez?  ¿Has pensado alguna vez que no has tomado la decisión correcta?  Yo, en innumerables ocasiones y supongo que tú también.

Y ¿qué ha pasado después? ¿Has podido oír tus pensamientos? Puede que aún hoy te estés criticando por algo que hiciste o dijiste la semana pasada, o el mes pasado, o el año pasado o incluso años atrás.

Es frecuente que nos dejemos atrapar por esos pensamientos de crítica continua sobre nuestra ineficacia, nuestra falta de valía, nuestra imperfección,  fomentando y nutriendo así nuestro sufrimiento, acrecentando la ansiedad, el estrés y la sensación de abatimiento; en ocasiones la crítica es tan feroz y despiadada que quedamos exhaustos. Te invito a que la próxima vez que algo te salgo aparentemente mal, o creas haber cometido un error, observes la charla de tu mente.

Es probable que en alguna ocasión hayas experimentado algo similar; si no es así te felicito por tu gran sabiduría. 

Os propongo que cada vez que estéis dispuestos a criticaros o insultaros por  aquello que consideráis un fallo,  hagáis una pausa,  tomado 2-3 respiraciones profundas y penséis qué le diríais a vuestro mejor amigo si fuera él el que hubiera tenido el error, el que hubiera hecho "semejante disparate" . ¿Le hablaríais en el mismo tono? ¿Le diríais las mismas cosas que os decís? ¿Le recordaríais días tras día el desliz? ¿Y mes tras mes? 

Seamos con nosotros mismos al menos tan cariñosos como somos con nuestros amigos. Brindémonos la misma comprensión que le ofrecemos a ellos. ¿Qué tal si comprendiéramos que somos humanos y que el error es propio de nuestra naturaleza? Prueba a cuidarte de la misma forma en que cuidas a tu mejor amigo.


WAVES

You are something
 that the universe does
 As a wave is something
 that the ocean does

From the motion below
 each wave arises
 It moves and grows
 then dissolves and dies

The ocean does not cry
 for the loss of a wave
 Though its form may die
 the water remains
                       
                                   Roger Onslow


OLAS
Eres algo
que el universo hace
Como una ola es algo
que el océano hace

Por el movimiento abajo
cada ola surge
Se mueve y crece
luego se disuelve y muere

El océano no llora
por la pérdida de una ola
Aunque su forma puede morir
el agua permanece

(traducción personal)
                         
                        


 



MINDFULNESS Y LAS EMOCIONES DIFÍCILES

Todos los seres humanos experimentamos momentos en los que "la vida nos sonríe", en los que sentimos que las cosas van bien, estamos contentos, animados, y una emoción de alegría brota dentro de nosotros.

También vivimos momentos en los que parece que nada sale bien, nos sentimos enfadados e irritables, en otros podemos sentirnos ansiosos, culpables, con remordimientos. En esos tiempos de dificultad, nuestras sensaciones, pensamientos y emociones quedan teñidas por el displacer; nos resultan desagradables y nuestra primera reacción es no querer sentir lo que sentimos. Pretendemos evitar el dolor, escapar de él, deseamos que pronto se acaben esas sensaciones tan molestas  y comenzamos, sin apenas ser conscientes de ello, una batalla mental: "¿Y por qué a mí?" "¿Otra vez esto?" "¿Y cuándo se va a acabar?" "No aguanto más". Nos peleamos porque las cosas no son cómo nos gustarían que fueran, llegando, en ocasiones, a buscar confort en la comida, el juego, el alcohol. Y cuanto más hacemos por evitar o escapar,  más vamos agravando nuestra situación.

Las cosas son como son, esta es una máxima que ya he comentado en este blog en alguna otra ocasión; y cuanto más tiempo tardemos en aceptar lo que ocurre más tiempo tardaremos en encontrar la calma y, muy probablemente,  más dolor estaremos añadiendo a la situación.

Podemos utilizar Mindfulness en estas situaciones difíciles y aumentar nuestra fortaleza interna. Y ¿cómo se hace? Mirando hacia lo que nos está ocurriendo con amabilidad, con ternura, en vez de intentar mirar hacia otro lado:

Para.
Cuando percibas que te sientes mal, párate, deja lo que estés haciendo, no sigas hablando y céntrate en ti. Toma unas cuantas respiraciones profundas, permite que tu cuerpo se vaya destensando poco a poco y respira naturalmente por espacio de un minuto o dos.

Identifica la emoción que hay en ti.
Lleva tu mirada amable hacia lo que estás sintiendo, sin juicios ni críticas. Permítete descubrir la emoción que te embarga. Puedes empezar por decirte que estás sintiendo una emoción desagradable, sigue respirando a tu propio ritmo, sin forzar. Y mira con una mente abierta hacia tu emoción hasta que la identifiques. Llámala por su nombre, " tristeza", "cólera", etc.

Acepta.
Acepta lo que encuentres. No necesitas negar, rechazar, sobreponerte a lo que sientes. No se trata de hacerte el fuerte ante ti mismo, ni culpabilizarte por aquello que sientes que supones no deberías sentir. Es estar con tu emoción , sea la que sea, tal y como estarías con tu mejor amigo si te estuviera confiando que se siente como te estás sintiendo tú en ese momento. Cuando aceptas lo que encuentras, una sensación de calma interna se hace presente. Empiezas a tomar conciencia de que tu emoción no eres tú, tienes miedo, furia, tristeza, pero no eres el miedo, ni la furia ni la tristeza. El miedo está en ti en ese momento, es la emoción que sientes pero no eres tú. Cuando tomas conciencia de tu emoción de esta forma, empiezas a separarte un poco de la emoción, se establece un pequeño espacio entre la emoción y tú. Ese espacio es fuente de calma.

Investiga.
Desde la calma que surge cuando aceptas la emoción presente en ti, puedes intentar investigar un poco qué hay por debajo de esa emoción. A veces debajo de la ira hay miedo, debajo de la ansiedad hay inseguridad...Investiga sin exigirte nada. Quizás encuentres algunas causas de tu sufrimiento, quizás encuentres algún elemento que puedas modificar. Respira, atiende tu emoción e investigación con enorme cariño, con enorme amabilidad, con dulzura.

Y ya puedes continuar con tu actividad. Este proceso puede tomarte 10-15 minutos o incluso menos. Es importante que recuerdes que muchos de nuestros sentimientos tienen su causa en percepciones erróneas, en la interpretación que hacemos de lo que ocurre y no  en lo que realmente está ocurriendo.

martes, 28 de julio de 2015

¿NO QUIERES SER RICO?

Un hombre de negocios  fue a pasar el verano a un pueblo de pescadores.  En su cotidiano paseo matinal por la playa  veía siempre a un pescador dormitan­do en su barca. La curiosidad  de este veraneante iba en aumento hasta que un día decidió dirigirse al pescador  y preguntarle por aquello que le intrigaba desde hacía días.


- Buenos días señor ¿No sale Vd. a pescar?
- Oh, sí -respondió el pescador- salí muy temprano esta mañana y logré una buena pesca.
- Aún es temprano ¿no va a pescar más?, preguntó el hombre de negocios.
- ¿Para qué?, ya pesqué lo suficiente para hoy, respondió el pescador.
- Si saliera de nuevo, podría vender más pescado y lograría más dinero.
- Y ¿para qué quiero más dinero? preguntó el pescador algo extrañado.
- Podría comprar un barco más grande.
- ¿Un barco más grande....?
- Sí, así podría pescar más y podría obtener más dinero.
- ¿Y para qué más dinero...?- respondió el pescador perplejo.
- Está claro, con más dinero, podría comprar varios barcos, así podría pescar mucho más y ganar más dinero  y podría hacerse rico.
- Yo, ¿rico? ¿Y para qué?
- El hombre de negocios empezó a ponerse nervioso.
- ¡No entiende Vd.!  ¿No quiere ser rico? Podría tener una hermosa casa, un gran coche, viajar... y cuando hubiera logrado  tener una buena flota de barcos, al final,  podría retirarse a disfrutar y descansar.
- Pero señor ¿qué cree que estoy haciendo ahora mismo?- contestó el pescador sin salir de su asombro........

martes, 21 de julio de 2015

CULTIVANDO LA GRATITUD


Muchos de nosotros llevamos una vida apresurada, con infinitas tareas por hacer y cientos de objetivos por cumplir. En esa rutina acelerada concedemos muy poco espacio a la toma de conciencia acerca de los infinitos bienes que disfrutamos cotidianamente.


"La gratitud es una afirmación de la bondad, afirmamos que hay cosas buenas en el mundo, regalos y dones que hemos recibido y reconocemos que las fuentes de estos bienes están fuera de nosotros" refiere Robert Emmons, científico experto en gratitud.

Reconocer esos innumerables bienes y dar las gracias por ellos nos permite tener una visión más balanceada de la vida que vivimos y nos sirve de contrapeso cuando estamos atascados o inmersos en una situación desfavorable. Permite ver desde otra perspectiva, arroja un poco de luz a esa oscuridad de la que somos presa en algunas ocasiones.

La gratitud nos conecta con la vida y nos une al mundo. Hace más difícil sentirse aislado. La gratitud  fortalece las relaciones y estrecha los vínculos porque nos hace ver  cómo nos han ayudado y nos ayudan otras personas, cómo otros individuos nos han facilitado y nos facilitan nuestra cotidianidad, tomamos conciencia de la multitud de personas y elementos naturales que intervienen para que llevemos la vida que llevamos. Diversas investigaciones, ponen de manifiesto que  la práctica de la gratitud aumenta la felicidad y la satisfacción con la vida; también favorece la sensación de optimismo, alegría,  y otras emociones positivas.

No estamos habituados a practicar la gratitud. Al principio puedes llegar a preguntarte y ¿de qué voy a dar las gracias? Eso suele ocurrir cuando inicias este camino,  un poco después aparecerán ante ti multitud de cosas por las que sentirte agradecido. Para desarrollar la habilidad de sentirte genuinamente agradecido y mejorar tu capacidad de estar bien y tener una buena salud, has de practicar dar las gracias regularmente.

Algunas ideas para cultivar la gratitud:
  • Comienza un diario de gratitud. Escribe todos los días tres cosas por las que te sientes agradecido. ¿Qué te parece si para comenzar este diario, das las gracias por estar vivo?.
  • Da las gracias más a menudo. En nuestras vidas intervienen muchas personas, todas ellas son importantes. No esperes a que algo extraordinario suceda, da las gracias a los que te rodean, ya sea la persona que te vende el periódico, ya sea tu compañero de oficina que te trae un café.
  • Da las gracias a tus seres queridos.  Están ahí y estamos acostumbrados a tenerlos cerca. Los apreciamos y damos por supuesto que ellos lo  saben. Practica darles las gracias. Imagina cómo sería tu vida sin ellos, eso te ayudará a apreciar el valor de su presencia y podrás darles las gracias con todo tu corazón.
  • Haz de la gratitud un hábito. Establece un tiempo determinado para enfocarte en la gratitud,   fija unos minutos al día en los que vas a conectar con la gratitud. Puede ser al iniciar el día y con ello  comenzarás el día con un extra de energía y alegría, también puede ser al final del día, al  acostarte, y con ello te sentirás más en calma y favorecerás el sueño. Hazlo cuando quieras, pero establece esos minutos en tu lista de quehaceres cotidianos.