martes, 31 de marzo de 2015

Aceptación, no resignación

Ya en este blog he escrito acerca de la aceptación, pero voy a referirme a un aspecto que quizá no toqué antes.

Muchas personas interpretan que aceptar es sinónimo de resignación y que cuando se habla de aceptar que lo que es, es como es, lo que se está diciendo es aguántate, no hay más remedio, abandona cualquier esfuerzo o esperanza.

Pues no; la aceptación no es resignación. Resignación es una actitud pasiva, de abandono a lo que hay;  aceptación es, por el contrario, una actitud activa. Una decisión firme de querer ver lo que está ocurriendo, de aceptar lo que está ocurriendo. Aquello que ocurre, nos guste o no, está ocurriendo; no sirve de nada negarlo o luchar en contra...así sólo gastamos nuestras energías; es más, las malgastamos sin que tengamos ninguna posibilidad de estabilizarnos, de encontrar una vía que nos conduzca a una situación más beneficiosa.

La realidad es mucho más poderosa que nuestro rechazo, y se impone. Quizá muchos de nosotros podamos haber tenido la experiencia de conocer a una persona que bebe demasiado y que sistemáticamente lo niega.  Negando su problema con el alcohol ¿hay alguna posibilidad de que esa persona deje de emborracharse?, ¿hay alguna posibilidad de que busque ayuda?. Rechazando, negando nuestra dificultad, no encontraremos la salida. El primer paso es la aceptación.

Aceptar parece fácil pero no lo es.  Aceptar lo que estamos viviendo supone una gran valentía, un gran coraje. Reconocer que hacemos cosas que no nos gustan, que decimos o hacemos algo que nos han enseñado que es inadecuado, que los otros toman decisiones con las que no estamos de acuerdo, requiere de una gran energía, una gran determinación y una gran sabiduría. 

Aceptar que tu chico ha decidido terminar la relación aunque tú no lo deseas y permitir que se aleje de ti aunque no sea lo que tú quieres;  aceptar que tendrás dolor toda tu vida por algún tipo de enfermedad y dejar de buscar ese remedio inexistente que te lo elimine, todo esto  requiere una gran fuerza que no se parece en nada a la resignación. Y, desde esa aceptación, podemos reconocer nuestros sentimientos y nuestras sensaciones y tener la libertad y el espacio suficiente para encontrar nuestro camino en esas circunstancias.


En definitiva, la aceptación te permite desarrollar las mejores estrategias y dar las mejores  y más sabias respuestas a los acontecimientos que te tocan afrontar. Aceptar es de valientes!!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario