sábado, 3 de enero de 2015

ENCONTRANDO NUESTRO CENTRO

Hay un centro de quietud dentro, que tiene que ser conocido celebrado. Si se pierde ese centro, uno se encuentra en tensión y comienza a desmoronarse.
 Joseph Campbell. El poder del mito

Hay días, muchos, en los que la lista de innumerables tareas que hemos confeccionado nos sobrecoge; según se desarrolla el día y por mucho que corramos no llegamos ni a la mitad de lo proyectado; en otros además acontecen imprevistos que hacen aún más imposible alcanzar nuestros objetivos. 

A medida que pasan las horas nos vamos sintiendo peor, quizá nuestro estómago sienta un pellizco enorme, quizá los músculos del cuello se estén contrayendo y el pulso acelerando; la tensión crece,  aparecen los dolores de cabeza, también el dolor de estómago y nos sentimos sobrecogidos y abatidos, o bien, enfadados e irritables.

¿Qué ha pasado? Hemos ido corriendo tras objetivos poco realistas y poco a poco hemos perdido nuestro centro, hemos perdido la capacidad de pararnos y tomar perspectiva y en un momento dado podemos sentir que nos estamos desmoronando... que no podemos más.

¿Qué podemos hacer para restaurar nuestro equilibrio y volver a centrarnos?

1. Parar y darnos un respiro. Literalmente es eso. Podemos dejar de correr,  dejar de hacer una cosa tras otra sin descanso, y permanecer de pie o sentados centrándonos en nuestra respiración. Respirando a nuestro propio ritmo y poco a poco favoreciendo que la inhalación y la exhalación se hagan más lentas y profundas. Invitando a la mente a que se centre en la respiración, invitándola a que observe cómo el pecho se mueve con la respiración y también invitándola a que observe cómo se mueve el abdomen con la respiración. Esta pausa podemos hacerla durante tres minutos (un pequeño respiro), quizá en los inicios podemos concedernos 1 minuto nada más y practicarla más veces hasta que nos sintamos cómodos y podamos permanecer con nuestra respiración unos pocos minutos.


2. Calmar nuestra mente. Cuando observemos que nuestra mente se alborota y empieza su discurso negativo que se convierte en un bucle de desánimo "así no te va a dar tiempo a hacer esto o aquello" " nunca logras hacer lo que te propones" "aún te quedan 10 cosas por hacer y ya está llegando la noche" lo mejor que podemos hacer para que nuestra mente no nos arrastre a ese lugar tenebroso al que habitualmente nos conduce, es calmarla. Podemos utilizar una frase afirmativa y con peso como "yo ahora decido estar en calma". Utilizando esta frase repetidamente, con total convicción de que queremos estar en calma, poco a poco la presión de nuestra mente inquieta va disminuyendo y logramos paulatinamente reducir el torbellino.

3. Tener pensamientos realistas. Habitualmente, cuando estamos sumidos en el estrés diario, nuestra mente, que no para, empieza a advertirnos de todas las calamidades que pueden acontecer "si no termino esta tarea hoy, mañana no podré entregar el informe a tiempo, y seguro que eso es un buen motivo para que en la próxima reestructuración me echen a la calle" " si no sé cómo resolver el enfado de mi niño ahora, cuando pasen unos años no podré hacer nada con él". Esos pensamientos no están basados en una realidad sino en nuestros temores y miedos y generan más miedo y desequilibrio. 

Si aprendemos a hablarnos de forma realista podemos aprender a conservar cierta calma en medio de la tempestad: "hoy estoy muy nerviosa, y veo todo más duro de lo que es", "ahora mismo me siento desbordado pero esta sensación pasará dentro de un rato", "ya estoy imaginando cosas desagradables"...

Podemos practicar cualquiera de las tres opciones e incluso las tres, en cualquier lugar, en cualquier circunstancia, necesitamos muy pocos minutos para observar sus efectos beneficiosos.


Cuando logramos volver a nuestro centro, restauramos nuestro equilibrio, nos relacionamos con los demás más fácilmente, trabajamos más eficientemente y nos encontramos físicamente mejor. No permitas que las circunstancias externas te descentren!!!, intenta mantenerte en tu centro por mucho que arrecien tempestades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario