Estamos en verano, época de
vacaciones y grandes expectativas de olvidar nuestros pesares cotidianos y disfrutar
y ser felices.
Por eso, hoy es un buen día para
tomar conciencia de que la vida tiene sus momentos felices y sus momentos menos
felices. Y, así como la flor de loto no existe sin el agua
lodosa que nutre sus raíces y le permite florecer y mostrar toda su belleza; la
vida no es sin los pesares y las inquietudes que, a su vez, nos permiten saborear la alegría, el bienestar
de vivir un momento de felicidad.
Así como en una moneda no podemos
separar la cara de la cruz, en la vida no podemos eliminar los malos momentos y
quedarnos sólo con los buenos. El secreto de vivir en paz está en aceptar lo
que nos toca vivir en el momento
presente, por muy duro que sea. Cuando aceptamos, cuando no rechazamos y no
canalizamos todas nuestras energías en impedir que lo que está sucediendo
suceda, es cuando desde la calma de la aceptación nuestra mente se encuentra
clara y abierta, permitiendo que nuestra sabiduría interior brote y que, ante
nosotros, puedan aparecer nuevas ideas, nuevas perspectivas que pueden incluso
hacer que se alivie esa dolorosa situación.
El pesar y la alegría son las dos
caras de la moneda, vívelos sabiendo que ninguno de ellos dura eternamente.
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