miércoles, 8 de enero de 2014

¡Arroja el ladrillo de oro!




En la actualidad vivimos llenos de ansiedad, preocupaciones y tensión. Nuestra cabeza nos martillea con mil pensamientos que giran y giran, alimentándose los unos a los otros y haciendo que perdamos la oportunidad de vivir lo único que podemos vivir: el momento presente. 

Hay verdades que solo pueden ser conocidas por tu ser; puedes leer mil libros, puedes oír a otras personas, pero la verdadera sabiduría solo la obtienes desde tu interior.  Para ello has de calmar tu mente, liberarte de todos esos pensamientos prestados, pensamientos alimentados desde hace mucho tiempo, invitados a la fiesta de tu mente de la que no quieren partir.

Un viejo sabio iba por el bosque con uno de sus  jóvenes monjes. Empezaba a anochecer. El viejo sabio le dijo al monje:

-          Hijo  ¿crees que hay algún peligro en este camino? El camino atraviesa un bosque espeso ¿hay algo que temer?


El joven monje estaba muy sorprendido porque un sannyasin (el que renuncia a la vida material) no debería tener miedo. Tanto si era una noche oscura o clara, tanto si caminaban por la calle o por el bosque no debería tener miedo; además este anciano nunca había tenido miedo. ¿Qué le ocurría hoy?

Siguieron un poco más y la noche se hizo más oscura. El anciano volvió a preguntar:

-          ¿Llegaremos pronto al próximo pueblo? ¿Hay algún problema?

Poco después se pararon junto a un pozo para lavarse la cara y las manos. El anciano le dio el saco que llevaba al hombro y le dijo:

-          Cuídamelo.

El joven pensó que debía haber algo importante en el saco, si no, no era posible que tuviera miedo y que hubiera que tener cuidado. Además  para un sannyasin no era habitual tener que cuidar de algo.

El anciano empezó a lavarse la cara; el joven metió la mano en el saco y encontró un ladrillo de oro. Ahora entendía el motivo de su miedo. Lanzó el ladrillo lejos en el bosque y metió una piedra del mismo peso en el saco. El anciano volvió, cogió la bolsa, la tocó, la sopesó y se la puso al hombro.

Después de andar un rato dijo:

-          Está oscureciendo mucho ¿nos hemos equivocado de camino? ¿Hay algún peligro?

El hombre joven dijo:

-          No tengas miedo. He tirado el miedo.

El viejo sabio se sobresaltó. Miró inmediatamente dentro de la bolsa y vio que en lugar del oro había una piedra. Se quedó aturdido un momento, después se empezó a reír y dijo:

-          He sido un idiota. Estaba cargando con una piedra; sin embargo tenía miedo porque creía que era un ladrillo de oro.

Cuando se dio cuenta de que llevaba una piedra, la tiró y le dijo al joven monje:

-          Dormiremos aquí porque es difícil no perderse en la oscuridad.

Esa noche durmieron tranquilamente en el bosque.

Si crees que tus pensamientos son ladrillos de oro, los cuidarás y te quedarás atrapado en ellos. Cuando reconozcas que tus pensamientos son ilusiones, piedras pesadas, podrás abandonarlas con facilidad, harás espacio para conectar con tu sabiduría interior, con tu verdadero ser.
                                                
                        Cuento extraído del "Libro del Hara. El viaje al centro del ser". Osho

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