"Para ser felices necesitamos
una cierta cantidad de frescura. Nuestra frescura puede hacer felices a los
otros. Somos verdaderas flores en el jardín de la humanidad".
Extraído de Thich Nhat Hanh. La paz está en
tu interior.
Quizá a lo largo de nuestra vida
hemos ido permitiendo que nuestra mente se apodere de nosotros. Estamos tan
identificados con lo que ella nos dice a través de los pensamientos que pasamos
la mayor parte del tiempo preocupados por el pasado y/o por el futuro. Como
consecuencia, esa frescura se ha disipado y en su lugar nos ofrecemos y
ofrecemos a los demás la tensión que experimentamos en nuestro interior.
¡Recuperemos esa energía! Está
dentro de nosotros, solo hace falta que sepamos conectar con ella. Podemos
empezar por cuidar nuestro lenguaje permitiéndonos pasar un tiempo sin
quejarnos (unos minutos quizá, o quizá una hora, que poco a poco podremos ir alargando). Aceptemos
el día nublado con una mente abierta, con ecuanimidad.
Nguyen Binh, sabio vietnamita del
siglo XVI escribió un poema que nos
muestra el camino:
No más llanto, no más queja,
Éste es el último poema desolado.
Cuando dejes de quejarte, tu alma
se refrescará.
Cuando dejes de llorar, tus ojos se
iluminarán.
Permítete experimentar cada momento con atención plena, observa tu cuerpo, tu posición, las
sensaciones que tienes en ese preciso instante, las tensiones que pueden estar
presentes y permítete con cada aliento ir liberando esas tensiones haciendo que
con cada exhalación aparezca una sonrisa; poco a poco la semilla de la frescura
crecerá en tu interior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario