Practicar
mindfulness es una forma de hacernos conscientes, de abrirnos a la experiencia
del momento presente y del siguiente y del siguiente.
Esta
práctica que propongo aquí nos ayuda a volvernos sensibles al lenguaje de
nuestro cuerpo y nos facilita el camino de la comprensión y la armonía.
Sabemos
que emitimos mensajes no solo con nuestras palabras, también con el cuerpo. Las
distintas posiciones corporales irradian hacia el exterior. Este lenguaje corporal
lo utilizamos en nuestra relación con los demás, cualquier persona intuitivamente puede llegar
a recoger la información transmitida, "leemos" el estado de ánimo de
una persona por la forma de caminar, la posición de sus hombros, la forma de
mirar..... Quizá de lo que no nos hemos percatado con tanta claridad es que las
posturas que adoptamos también irradian hacia el interior, influyen en nuestra
energía.
En
el hinduismo se utilizan determinadas posiciones de las manos y los pies para canalizar
las energías interiores ayudando a la apertura de la mente y, en
definitiva, al crecimiento de la persona.
Esta
es la práctica:
Decidamos
realizar la práctica tomando conciencia de que estamos dedicando un tiempo al
cultivo de nuestro bienestar. Adoptemos una posición sentada, preferiblemente
con la espalda recta, permitiendo que la columna se eleve desde las nalgas
dirigiéndose al cielo, con los hombros relajados y las manos descansando sobre
los muslos, en una postura de dignidad.
Respiremos con suavidad, observando nuestra inspiración, observando nuestra espiración, con total libertad, sin esfuerzo.
Respiremos con suavidad, observando nuestra inspiración, observando nuestra espiración, con total libertad, sin esfuerzo.
Coloquemos
nuestras manos suavemente con las palmas hacia abajo apoyadas sobre los muslos.
Quizás podemos llevar la atención a las sensaciones que aparezcan con este
movimiento de las manos, quizá percibiendo algún cambio en nuestra energía.
Respirando
a nuestro propio ritmo, volvamos las palmas de las manos hacia arriba, abiertas
al exterior. ¿Podemos percibir algún cambio?
Permitámonos
disfrutar de esta experiencia unos cuantos minutos explorando la energía que se
produce en nosotros cuando cambiamos la posición de las manos.
Esta
es la práctica; si te apetece puedes
avanzar en esta exploración.
Cuando
estés en una conferencia observa cómo tienes tus manos, cuando estés ante un
ser querido obsérvalo también, posiblemente las manos estén relajadas, observa
qué sensaciones tienes, qué energía recorre tu cuerpo. Sigue practicando la
observación cuando estés discutiendo con otra persona. Observa cómo colocas tus
manos, qué tensión tienen en ese instante, qué actitud interna acompaña.
Posiblemente tus manos estén cerradas, en forma de puños.
Sigamos
explorando, tras esta última observación, permítete cambiar la posición de las
manos, flexiona tus brazos y une las dos
palmas de las manos a la altura del pecho, postura que se utiliza en la
oración, y observa qué pasa en tu
interior, qué pasa con tu enfado, observa cómo esa posición de las manos te
dificulta seguir con el enfado.
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