La palabra mindfulness se traduce al castellano por conciencia del momento, atención vigilante, atención plena, presencia mental.
Mindfulness consiste en ser consciente de lo que ocurre en este momento, de forma abierta y sin prejuicios. Se trata de poner atención aquí y ahora al momento presente, sin juzgar; es una observación desapasionada.
Mindfulness es atender a la experiencia presente con una actitud de apertura, aceptación
y ausencia de juicio (Kabat-Zinn, 2003).
Nadine Stair, 85 años, asistente a los cursos
de reducción de estrés de Jon Kabat-Zinn lo relata muy bien en el siguiente texto: "He tenido
mis momentos y, si tuviese que hacerlo todo otra vez, me gustaría tener más. De
hecho, intentaría no tener nada más que eso. Sólo momentos, uno detrás de otro,
en lugar de vivir tantos años por delante de cada día". (Jon Kabat-Zinn. Vivir con plenitud la
crisis)
Digamos que en la vida diaria estamos
enfocados al hacer, más preocupados por
lo que pasó o por lo que aún no ha ocurrido. Esta forma de vivir hace que no
estemos atentos al momento presente, perdiéndonos toda su riqueza. Practicar la
atención plena es aprender a relacionarnos con aquello que ocurre aquí y ahora,
en este momento y en el siguiente y en el siguiente. Cada momento es un momento
nuevo, un nuevo comienzo, una nueva posibilidad. Aprendemos a escuchar nuestra
mente, nuestro cuerpo, nuestras experiencias. No se trata de hacer, no hay que
ir a ningún lugar, sólo SER.
Cuando practicamos la atención plena,
observamos el ruido de nuestra mente, las continuas distracciones, los
distintos pensamientos. Observar lo que ocurre es Mindfulness.
Practicar Mindfulness, practicar el método
orientado a ser, es una alternativa a
ese estado. Es un modo de conocer distinto a los pensamientos propios del modo orientado a la acción. A
través de la conciencia, de la auto-observación, de la observación de la
experiencia del momento, sin juzgarla:
- Aprendemos a experimentar el mundo desde la experiencia directa, sin "el ruido" continuo de nuestros pensamientos,
- Aprendemos a ver nuestros pensamientos como productos de nuestra mente, a diferenciarlos de nosotros mismos,
- Aprendemos a aceptar lo que vivimos sin ese esfuerzo continuo de intentar que las cosas sean como nos gustaría que fueran,
- Aprendemos a vivir desde nosotros mismos sin ser reacción de otros o de los acontecimientos; dejamos de vivir en piloto automático (un estímulo nos lleva inexorablemente a la misma respuesta) para recobrar nuestra propia libertad, la de responder a cada estímulo a cada acontecimiento, interno o externo, como elijamos responder en ese preciso instante.
Cuando practicamos mindfulness estamos
ayudándonos a vivir con mayor calidad. Disminuye nuestra presión arterial,
estimulamos nuestro sistema inmune, reducimos el estrés y la ansiedad,
mejoramos la calidad de nuestro sueño, estimulamos sentimientos positivos y
aprendemos a vivir lo único que podemos vivir: el ahora.
"El dominio
principal de mindfulness es el ámbito del crecimiento personal,
generando consciencia, equilibrio emocional y motivacional así como bienestar
psicológico, pues uno se siente encajado en su propia vida”, señala el Dr.
Santiago Segovia, doctor en Psicología por la
Universidad Autónoma de Madrid, catedrático de Psicobiología.
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